El libro de Urizen (William Blake)




Muchos antes de las mitologías de lord Dunsany, de H.P. Lovecraft y sus mitos de Cthulhu, Clark Ashton Smith, de J.R.R. Tolkien y su Tierra Media, de Robert E. Howard y los universos de Conan, Kull y Bran Mak Morn, hubo un hombre y un poeta (inseparables el uno del otro) capaz de gestar un orbe de inmemoriales criaturas y conflictos eternos. 
Su nombre, naturalmente, es William Blake.

El libro de Urizen (The Book of Urizen) es un libro prohibido, ilustrado magníficamente por el propio William Blake, y publicado en 1794. Actualmente solo sobreviven ocho copias.

El título del libro recae sobre uno de los personajes principales de la mitología de William Blake: Urizen, una especie de representación de la razón alienada.

El libro de Urizen nos relata poéticamente la separación de Urizen de sus hermanos, los Eternos (Eternals), para crear su propia versión de la realidad, un reino de locura y perdición que lo esclaviza. Enitharmon y Los, al igual que Urizen, protagonistas centrales de los mitos de William Blake, logran crear un espacio dentro del universo alienado de Urizen, donde dan forma a Orc, el espíritu de la revolución y la libertad.

El libro de Urizen transita los mismos principios de la cosmogonía del Génesis. El propio Urizen es una especie de Dios, una deidad que crea su propio universo, acaso similar al de los inoperantes demiurgos gnósticos, perfectamente capaces de crear universos imperfectos, como el nuestro.

Dentro de su realidad, Urizen da vida a sus cuatro primeros hijos, Thiriel, Utha, Grodna y Fuzon, que representan los elementos aire, agua, tierra y fuego. Pero siendo Urizen un dios imperfecto, su realidad necesariamente estará signada por el dolor y el sufrimiento.

Lo más interesante de la mitología de William Blake pasa principalmente por los conflictos y las tensiones entre el creador y su creación. Urizen es, en definitiva, un dios como cualquier otro, como puede serlo el Dios de nuestras religiones más populares; es decir, un Ser ensimismado, volcado hacia sí mismo, pero que no consigue ser absoluto salvo a través de su creación.

De hecho, la primera creación de Urizen es él mismo, congregándose en el Vacío por voluntad propia. Y es allí, en la negrura insondable, donde Urizen decide crear el universo.

El primero hombre en los mitos de William Blake es Albion, aunque en nada se parece a nosotros. Albión es una forma primordial creada por la naturaleza de Urizen, básicamente una representación de la astracción humana.

Pero Urizen no es un dios que observa a su creación desde algún sitio apartado. Él mismo es su obra, forjada para sostener su tormento. Las reglas que conforman su reino, es decir, las leyes que rigen sobre nuestro mundo físico, por ejemplo, la gravedad, son expresiones de la incapacidad y la inoperancia de Urizen, algo que los Eternos observan con una mirada de candoroso reproche.

En esta creación se alza la protesta fundamental de Urizen: la negación y el rechazo a la Eternidad. Y los Eternos, indignados por ver a su hermano sumergido en un mundo de formas finitas, lo condenan al exilio, algo innecesario si tomamos en cuenta que Urizen decide alejarse de lo eterno para acercarse voluntariamente a lo efímero.

Pero a menudo las reglas que impone el creador sobre su obra se también lo atan inseparablemente a ella. Para que su reino de formas pueda sostenerse, Urizen debe imponerle al hombre las cadenas de la razón y de la lógica; las mismas que terminan atándolo irremediablemente.

William Blake ensaya en El libro de Urizen una feroz crítica al pensamiento racional, que impone sus reglas sobre la imaginación. Para él, la inteligencia es un accidente, una eventualidad, una emergencia casual, que jamás podría oponerse al pensamiento creativo alejado de los formalismos.

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